En mi sueño
había una casa
y un jardín.
Te habías quedado dormida
en la hamaca,
escuchando el agua
de un río cercano.
Yo, sentado en el suelo,
leía a Benedetti
mientras de cuando en cuando
te miraba,
y sonreía.
En mi sueño
se respiraba paz.
Había un San bernardo
acostado a mis pies,
y un labrador a tu lado.
Había también un columpio,
supongo que para el niño,
que a juzgar por tus curvas
venía de camino.
En mi sueño había una casa
de verano,
pequeña y coqueta,
desde la cuál
a lo lejos se divisaba el mar.
Y un cielo azul celeste
que se teñía de verde
cuando abrías los ojos,
te estirabas
y yo impaciente y mimoso
-mientras los perros
juguetones ladraban-
buscaba tus labios.
En mi sueño
había una casa y un jardín,
y un cielo azul
y dos perros
y Benedetti recitando un poema
pero por encima de todo
lo que hacía especial al sueño...
¡Eras tú!